domingo, 24 de agosto de 2014

‘El mono feliz’: “Somos más emotivos e intuitivos de lo que creemos”

El periodista Carlos Chaguaceda acaba de publicar un libro llamado “El mono feliz” donde recopila siglos de estudios y experimentos sobre el funcionamiento del cerebro humano y cómo nos relacionamos con los demás.
Según relata, algunos de estos experimentos, “generalmente ingeniosos, curiosos y muchos de ellos divertidos”, los puso en práctica con sus conocidos.
“Las emociones son parte de la esencia de la especie humana. La empatía forma parte de nuestra historia evolutiva. Y si estamos donde estamos, es porque hemos sabido cooperar”, sostiene. El altruismo, asegura, es tan necesario como el egoísmo para sobrevivir. “Somos la especie más capaz de interpretar las emociones de los demás, aunque estén a miles de kilómetros de distancia, como vemos con el fútbol. No es casualidad que las emociones se contagien y los pensamientos no”.
El cerebro, lugar extraordinario
El autor afirma que la ciencia ha mostrado cómo en la felicidad influyen tres tipos de componentes: los que vienen de los genes, del entorno y los que surgen de nuestra actitud. “Ninguno de ellos actúa en solitario y es la combinación de todos la que produce el resultado final”, señala.
Racionalmente irracionales

En definitiva, “somos racionalmente irracionales”.
Chaguaceda es consciente de que a la hora de vender un producto o crear una imagen de marca, “las emociones funcionan y la que más funciona es la felicidad”.
 Además, “la emoción es útil hasta para la memoria, que es engañosa e inexacta, pero todos la damos por buena. Cada vez que sacas un recuerdo, lo reconstruyes. Construyes una historia que es cierta en lo esencial, pero no lo son los detalles. Porque nos acordamos bien lo general pero mal de los detalles. Y recordamos mejor el qué que el cuándo”.
Según explica, guardamos en nuestra memoria aquello que tiene asociada una emoción: “Por eso somos capaces de recordar dónde y con quién estábamos en la Final del Mundial, pero no lo que cenamos antes de ayer”.




 Johanny Lucia Pala Arroyo

domingo, 10 de agosto de 2014

Robot se transforma y desliza de forma autónoma

Como si fuese un pequeño Transformers, un robot se transforma en sí mismo para luego desplazarse de forma autónoma. Este proyecto es el resultado de un equipo integrado por ingenieros de Harvard, el Instituto Wyss, y el MIT, y aquí te contamos cómo funciona.


Un equipo integrado por ingenieros de Harvard, el Instituto Wyss, y el MIT construyeron un pequeño robot que se transforma en sí mismo en una forma compleja en tan sólo cuatro minutos, y se arrastra lejos sin ninguna intervención humana. Esto que parece salido de una película de Transformers está inspirado por el arte japonés del origami. El equipo creó un completo sistema electromecánico que se encuentra incrustado en una hoja de embalaje plana. Junto a la hoja plana se añaden dos motores, dos baterías y un microcontrolador que actúa como el cerebro del robot.

La hoja incrustada es un compuesto de poliestireno con papel. La misma cuenta con una sola placa de circuito flexible en el medio e incluye bisagras que se programaron para doblar en ángulos específicos. Cada bisagra está incorporado a los circuitos que producen calor en el comando del microcontrolador. El calor activa el material compuesto de forma automática en una serie de pasos. Cuando las bisagras se enfrían después de unos cuatro minutos, el poliestireno se endurece y el microcontrolador ordena al robot desplazarse. Todo esto consume más o menos la misma cantidad de energía de una batería alcalina AA.

La hoja fue fabricada mediante el uso de una impresora de tinta sólida, una máquina láser, y las propias manos de unos de los encargados. El equipo utilizó herramientas de diseño por computadora para informar el esquema óptimo y el patrón de plegado y, después de unos cuarenta prototipos, se enfocaron en la parte plegable que permite al pequeño robot autoensamblarse y desplazarse de forma autónoma. El diseño refinado tomó solamente cerca de dos horas para autoensamblarse utilizando un método que se basa en el arte origami, por el que una sola hoja de papel se puede plegar en estructuras complejas. Gracias a este enfoque el equipo pudo evitar el estilo tradicional de tuercas y tornillos para ensamblar máquinas complejas.



César Correa Coronado