El periodista Carlos Chaguaceda acaba de publicar un
libro llamado “El mono
feliz” donde recopila siglos de estudios y experimentos sobre el funcionamiento
del cerebro humano y cómo nos relacionamos con los demás.
Según relata, algunos de estos
experimentos, “generalmente ingeniosos, curiosos y muchos de ellos divertidos”,
los puso en práctica con sus conocidos.
“Las emociones son parte de la esencia
de la especie humana. La empatía forma parte de nuestra historia
evolutiva. Y si estamos donde estamos, es porque hemos sabido cooperar”,
sostiene. El altruismo, asegura, es tan necesario como el egoísmo para
sobrevivir. “Somos la especie más capaz de interpretar las emociones de los demás,
aunque estén a miles de kilómetros de distancia, como vemos con el fútbol. No
es casualidad que las emociones se contagien y los pensamientos no”.
El cerebro,
lugar extraordinario
El autor afirma que la ciencia ha
mostrado cómo en la felicidad influyen tres tipos de componentes: los que
vienen de los genes, del entorno y los que surgen de nuestra actitud. “Ninguno
de ellos actúa en solitario y es la combinación de todos la que produce el
resultado final”, señala.
Racionalmente
irracionales
En definitiva,
“somos racionalmente irracionales”.
Chaguaceda
es consciente de que a la hora de vender un producto o crear una imagen de
marca, “las emociones funcionan y la que más funciona es la felicidad”.
Además, “la emoción es útil
hasta para la memoria, que es engañosa e inexacta, pero todos la damos por
buena. Cada vez que sacas un recuerdo, lo reconstruyes. Construyes una historia
que es cierta en lo esencial, pero no lo son los detalles. Porque nos acordamos
bien lo general pero mal de los detalles. Y recordamos mejor el qué que el
cuándo”.
Según explica, guardamos en nuestra
memoria aquello que tiene asociada una emoción: “Por eso somos capaces de
recordar dónde y con quién estábamos en la Final del Mundial, pero no lo que
cenamos antes de ayer”.
Johanny Lucia Pala Arroyo
Me gustó mucho este post, es muy interesante pensar que todo lo que recordemos sea sólo por nuestras emociones y todo rija de acuerdo a ella. Esto demuestra muchas el porqué de nuestros olvidos repentinos que más que ser algo malo, sólo significa que es algo que no nos causó emoción.
ResponderEliminar